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Liderando en la Oscuridad.

Vengo bajando luego de vivir una hermosa experiencia en la montaña.


Me solicitaron diseñar una experiencia que permitiera a un equipo de líderes, salir de su zona de confort, generando espacios de confianza y al mismo tiempo lograr conectarse consigo mismo.


Así que se nos ocurrió realizar una caminata en la montaña. Sin duda, ni un brillo para muchos, una aventura inolvidable para otros. La llamamos “Caminata de los Sentidos”


Entender la aventura es algo singular. Si nunca has andado en micro (cosa que hacen cientos de miles de persona a diario), es posible que la primera vez que hagas el recorrido en micro esto sea una gran aventura para ti. Todo será novedad y verás cosas que jamás habías visto, desde una perspectiva y un punto de vista completamente diferente hasta el que habías tenido hasta ahora. En consecuencia, realizar una caminata por el cerro, de inicio, podía llegar a ser una aventura para algunos.


No obstante, deseábamos conmover a estos líderes de manera profunda en la dimensión del Ser, más que en el del Hacer.


Salir de la zona de confort, nos lleva a lo que podemos denominar la zona de (vencimiento) del Miedo, para luego transformarse hacia la zona de aprendizaje. Luego, debíamos generar una caminata con características únicas y especiales.


Así que decidimos hacerla de noche (la noche más oscura del mes de enero), la Luna Nueva. Sin luz. Y más: Cada participante debía realizar el recorrido con una venda en los ojos. Ciego. Acompañado de un lazarillo (un compañero que sí ve), quien no podía darle instrucciones verbales, sino sólo con ciertos toques. Sí, es esa misma que la mayoría conoce y que han hecho en algún centro de eventos. Aunque aquí estábamos, lejos del hotel y sin soporte de luz. Es decir, era una caminata nocturna, completamente CIEGOS.


El mismo equipo (más bien la mayoría) había realizado una caminata similar hacía más de un año. Así que inicialmente no hubo mucha sorpresa, hasta que llegamos al punto de inicio, donde me detuve y les planteé que esta sería una caminata “especial” pues irían vendados, ciegos. Silencio general…


Yo pensando desde ellos: “-Este tipo quiere…que caminemos este cerro…de noche…solos….y ciegos…¿se habrá pegado en la cabeza? Ya comenzaban a aparecer expresiones únicas de sorpresa, perplejidad y, obviamente, temor. Imaginamos previamente que posiblemente tendríamos personas que no querrían realizar esta experiencia. Así que teníamos un plan de contingencia para ello. Pero no. Todos estaban dispuestos. Desde nosotros, explicar todos los protocolos de seguridad, contingencia, incidencias y evacuación. Pues si bien ellos iban ciegos, nosotros, con nuestros monitores, entregamos el soporte de seguridad externo. Hablamos de “seguridad invisible”, es decir sólo nosotros la vemos.


Cada paso se realizaba en silencio mientras la noche comenzaba a caer sobre nosotros. Habíamos equipado la ruta previamente con cintas reflejantes por lo que con nuestra luz infrarroja podíamos ver la ruta mientras cada pareja se desplazaba lento y en silencio. Llegando al hito 1, se realizaba el cambio, los lazarillos pasaban a ser ciegos y viceversa. Y la caminata continuaba con el cielo cada vez más oscuro. En la medida que ascendíamos la pendiente se volvía cada vez más empinada y difícil.


Al llegar a la planicie superior después de más de una hora de caminata, llegaban al que denominamos el “Círculo de Luz”, un espacio de bienestar, donde cada uno podría hidratarse, recuperar la vista y recibir una linterna para volver a iluminar su camino. En este Círculo de Luz es donde se producía el “develamiento”, donde generamos conversaciones muy poderosas uno a uno y realizamos un rito de conexión trascendente con la Naturaleza y el Equipo. Fue el rito de iniciación del año 2018. Cada uno generó lo que llamamos “conversaciones de gratitud” con quien lo había acompañado durante el recorrido. Fue un momento de bienestar, reflexión y relajo que nos preparó para realizar el descenso. Si el ascenso había sido un proceso personal e individual, el descenso sería en equipo. Caminando en conjunto, tranquilos, felices por lo que cada uno (y todos habíamos logrado).


No hay nada más maravilloso que escuchar esas risas de felicidad, satisfacción y tranquilidad. Vienen a mi memoria el ascenso a la cumbre del Everest por el equipo chileno el año 1992 cuando comencé a trabajar con empresas en la montaña. Imagino que la felicidad de Rodrigo Jordán y Cristián García Huidobro debe haber sido similar a la que sintieron quienes participaron en esta caminata. Siempre recuerdo un frase de Huidobro “…personas comunes y corrientes que logran cosas extraordinarias…” Sin duda que esta pequeña y breve caminata fue para cada uno su propio Everest. Y lograron vencer su propia “montaña interior”.


Aquí es donde viene un espacio profundo de transferencia. Porque el mayor desafío ha sido superar nuestras creencias limitantes, nuestros temores y nuestros paradigmas para sobrepasar la barrera de aquello que nos detiene, nos paraliza y nos bloquea.


No tengo la fortuna de conocer a un ciego de verdad y eso tal vez limite mi capacidad de expresar aquello que nos ocurrió subiendo ese cerro. Estar limitado de uno de nuestros principales sentidos produce la extraordinaria de permanecer en silencio. Silencio para comprender, silencio para sentir-nos. Percibir nuestra respiración, nuestros pensamientos. Una persona comentó después que lo único que hacía era imaginar estar al borde de un precipicio y caer al vacío. Cuando eso en realidad no estaba más que en su mente. ¡Cuántas veces estamos en nuestra vida diaria con esta sensación y sentimos que estamos ciegos sin saber cómo encontrar el mejor camino!


Acerca de esto le pregunté y sabiendo que logró llegar hasta el final, “…y ¿cómo lograste superar esa barrera de temor y sobreponerte a eso que sentías? Lo que respondió tenía que ver con generar una profunda conexión de comunicación y confianza con quien lo acompañaba y saber que no estaba solo.


Otro aspecto interesante de aprendizaje (entre muchos otros claro) es que en general tendemos a pensar que el foco está en aquél que está ciego y no en en lazarillo. No obstante, qué tremendo trabajo el de los lazarillos!! De alguna manera ambos, debían generar una “tensión positiva” que les permitiera a ambos avanzar de manera conjunta, ir co-construyendo su propio camino, lo que tiene un correlato fantástico en aquello que realiza cada líder con quienes componen su equipo de trabajo. “Lograr comprender a aquél que está ciego, entender qué mira (o imagina) el ciego y comprender qué es aquello que no ven para saber cuál es la mejor manera de acompañarlo”, diría más tarde el gerente del área comercial. Esto les otorgó una tremenda claridad. Comprender que es necesario que cada líder comprenda que cada colaborador de su equipo posee una manera particular de entender la realidad, tiene temores, miedos y barreras personales que son únicas; que muchas veces no le permiten avanzar de la mejor manera; y que es necesario desarrollar una nueva dimensión en la comunicación personal.


En Neurolingüística, ponemos especial énfasis no sólo en aquello que las personas dicen, sino en aquello que no se dice, pues allí, en el Silencio, es donde existe una fuente exquisita de riqueza y aprendizaje. Acá el valor del aprendizaje estará en identificar aquello que no se ve. Y al unir silencio y oscuridad no puedo dejar de pensar en en adentrarse en lo más profundo de uno mismo a explorar hacia adónde queremos ir, hacia qué lugar me lleva mi intuición, qué camino elijo seguir.



Sin duda que pequeñas transformaciones producen grandes cambios. Estoy seguro que cada un@ de quienes vivieron esta experiencia son personas comunes y corrientes, como tú o como yo, con el potencial de cambiar el mundo para siempre. Si siempre pensáramos en que los grandes desafíos requieren grandes esfuerzos, tal vez jamás lo lograríamos. Un sólo y breve cambio de sentido es que sólo en ese primer paso está nuestro mayor acto de confianza, de decisión y de voluntad para lograr cualquier desafío que tengamos por delante. Sólo un primer paso.



Se dice que los fotógrafos habitan en las sombras. Y desde las sombras es que en cada fotografía vuelven habitar en la luz y de esta manera nos tocan en lo más profundo, nos conmueven y nos emocionan hasta el tuétano. Transforman nuestra forma de ver el mundo. Siendo líderes debemos desarrollar la misma capacidad. Lograr que otros transformen su forma de ver el mundo, para mejorar, para crecer, para ser mejores personas.


Esta experiencia que llamamos inicialmente Caminata de los Sentidos, Liderando en la oscuridad nos otorgó la posibilidad de volver a mirarnos, entrar en nosotros y allí desde lo más profundo, establecer una relación nueva con otro, que te acompaña, te guía, te contiene, te da soporte.



Ahora voy por la carretera pensando,

¿Qué es aquello que está ahí y que no vemos?


¿En qué ámbito de mi vida es necesario develar la verdad para poder avanzar de la mejor manera?


¿Si estoy ciego en algunos aspectos, dejaré que otro me guíe para obtener un mejor resultado?


¿Quiénes han sido mis mejores guías cuando estuve ciego?


entre muchas otras.




Y a ti… ¿Qué pregunta te aparece?

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